RAIF: Vigilancia de mildiu en vid
Aunque la viña en Andalucía aún se encuentra en general, en estados fenológicos previos a alcanzar los 10 cm de longitud de brote, va creciendo diariamente con rapidez y por tanto resulta muy aconsejable estar vigilantes a la incidencia del Mildiu (Plasmophara vitícola), ante las lluvias de los últimos días y la previsión del paso de varios frentes nubosos que probablemente dejarán lluvias en Andalucía.
El Mildiu (Plasmopara viticola) es una de las principales enfermedades que afectan a este cultivo. Hay que tener en cuenta que en Andalucía, debido a la climatología y características de las zonas vitícolas, su desarrollo en cada campaña es muy variable. Hay años en los que su presencia es prácticamente nula, sin repercusión alguna, y otras en las que se desarrolla de forma muy virulenta, ocasionando graves daños, con una merma importante de la producción, como aconteció la campaña pasada, principalmente en la provincia de Huelva, aunque también en Cádiz y Córdoba.
Este hongo sobrevive principalmente como oosporas invernantes en restos de cosecha (hojas). Las condiciones para su germinación e infección del cultivo son las siguientes:
- Brotes de la vid de unos 10 cm de longitud.
- Lluvias superiores a 10 mm en 1 ó 2 días.
- Temperatura superior a los 10ºC.
Esta infección proveniente de las oosporas invernantes es lo que se conoce como infección primaria. En general suelen ser poco numerosas y no revisten gravedad, pero pueden ser origen de complicaciones posteriores, especialmente en caso de producirse nuevas precipitaciones.
El período comprendido entre la infección del tejido verde y la manifestación externa de la enfermedad (“mancha de aceite”), dura entre 7-14 días. Estas manchas que podemos ver en la viña son el hongo ya desarrollado en la planta.
La capacidad de dispersar esporas que tienen las manchas es mucho mayor que la de las oosporas de invierno, pues es suficiente con una humectación superior a dos horas, y además la cantidad de esporas que producen es mucho mayor. Esto lo hacen mediante los órganos fructíferos (pelusilla blanquecina), que sale en el envés de las hojas o en racimos. Las infecciones producidas a partir de las manchas existentes en el cultivo se denominan infección secundaria. Según las condiciones de cada año pueden producirse más o menos ciclos de infecciones secundarias.
Las temperaturas limitantes para el desarrollo del hongo en la planta están comprendidas entre 12 y 30ºC, y la óptima es de 25ºC.
El periodo floración–cuajado es el más sensible, ya que puede ocasionar la pérdida total del racimo, mientras que los ataques más tardíos suelen afectar solamente a una parte del racimo. La uva, a partir del envero deja de ser sensible a esta enfermedad.
Ya que el daño de las infecciones secundarias es el más importante, sin lugar a dudas, conviene controlar desde el principio las primarias, para evitar que se extienda la enfermedad. Por ello, para planificar una correcta protección del cultivo es fundamental la detección de las primeras manchas, e informar de ello con la mayor celeridad para que los viticultores puedan tomar las medidas oportunas, en caso necesario.