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Miguel HGL

27/01/13

Sevilla exporta su naranja amarga para el consumo británico; principalmente en forma de mermelada de naranja amarga que es consumida incluso por Isabel II.

Las cuadrillas que manejan escaleras para descolgar las guirnaldas luminosas son reemplazadas por otras que tienen encomendada la tarea de recoger las naranjas de los árboles que en esas fechas ya han alcanzado su máximo peso y tamaño, su colorido más intenso y que, cuando llega una fuerte racha de viento, caen al suelo desde donde los chiquillos las usan para un improvisado partido de fútbol o, ya rotas, ofrecen el fuerte aroma de sus gajos a todos los que pasan a su lado y provocan el enfado del servicio de limpeza que sólo las ven como un trabajo extra para eliminar su pegajoso jugo.

Estas naranjas que recogen unas cuadrillas un tanto improvisadas por mandato del Ayuntamiento son amargas. Es más, los naranjos producen de forma natural naranjas amargas y las grandes plantaciones de las que se obtienen las que compramos en fruterías y supermercados para consumo como zumo o postre han conseguido el sabor dulce son de árboles injertados. Sin embargo, en Inglaterra hace casi dos siglos descubrieron que la naranja amarga era la materia prima ideal para obtener una de las mermeladas más apreciadas, la 'Seville Orange Marmalade' que está presente hasta en la misma mesa de la reina Isabel II a la hora del té o del desayuno.

Vinculada a la actividad minera

La mermelada de naranja de Sevilla es famosa en las Islas Británicas desde que la naviera MacAndrew comenzara a enviar maranja amarga al norte de Inglaterra aprovechando el transporte del mineral de hierro de las minas de Riotinto, en la provincia de Huelva. Así comenzó a popularizarse su uso para elaborar mermelada y curiosamente comenzó a ser una comida popular entre la gente sin recursos a consecuencia de una fuerte crisis económica, según recogen Sabina Rossini y José Elías Bonells en un conocido estudio. Pero su calidad hizo que pasados los años llegara también a ser un manjar habitual en las mesas más elitistas.

Así viene sucediendo desde hace más de un siglo y medio hasta el punto de que la mejor embajadora de este producto en la actualidad es la Reina de Inglaterra, Isabel II, de quien se asegura que suele desayunar con este tipo de mermelada. Incluso en los mentideros sevillanos se asegura que para tan ilustre cliente se destinan las naranjas amargas de otra noble ilustre, esa que compite en número de títulos, la duquesa de Alba, y que a la mesa real llegan directamente los frutos recogidos en el sevillano Palacio de Dueñas. Aunque esto puede ser realmente una leyenda porque ya sabemos que la Casa de Alba tiene los suficientes latifundios como para producir sus naranjas amargas a campo abierto.

En la ciudad de Sevilla se contabilizan más de 31.000 naranjos amargos, plantados básicamente con finalidad ornamental. Es la ciudad donde hay más, aunque en Córdoba y otras poblaciones del valle del Guadalquivir también se ha extendido mucho su presencia en los últimos años. Sin embargo el gran 'boom' de su uso ornamental en la capital sevillana tiene lugar a partir de los años 70, ya que hasta entonces apenas se contabilizaban unos 5.000 naranjos.

De campo y de ciudad

En todo caso existen plantaciones específicas de naranja amarga fuera de los centros urbanos que suman 20.000 toneladas de producción en la provincia de Sevilla, seguida de las cantidades recogidas en Córdoba, Cadiz y Huelva. Precisamente estos agricultores profesionales denuncian que no son aptas para el consumo los frutos de los naranjos urbanos por la gran cantidad de polución acumulada en la corteza, que también se conserva en la mermelada, y que además se traspasa al fruto.

Son quejas que hicieron públicas en su día desde la Asociación para la Defensa de la Naranja Amarga y que a su vez denunciaban la supuesta competencia desleal de dos empresas que se hacían con la naranja urbana, asegurando que se están beneficiando una gran empresa sevillana y otra de Valencia "que consiguen un alto beneficio económico por un subproducto cedido por algunos Ayuntamientos a un precio irrisorio". En todo caso cada vez es una práctica más usual por parte de los ayuntamientos andaluces el enviar estas narajas urbanas a los vertederos o proceder a su destrucción pasando los tractores por encima.

Industria creciente

Actualmente hay en Andalucía industrias referentes en la exportación de mermelada de naranja al Reino Unido. Es el caso de Ángel Camacho, empresa pionera en la exportación de aceituna de mesa y que en su diversificación apostó por las mermeladas. Ubicada en la localidad sevillana de Morón de la Frontera desde los primeros momentos apostó por la mermelada de naranja amarga y llegó a Inglaterra y otros puntos del mundo a través de su marca La Vieja Fábrica. Presume de mantener la receta casera de hace 170 años y de haber recibido recientemente el premio "Sabor del año" concedido por los consumidores.

También es otro referente agroalimentario la Cooperativa Agrícola Naranjera de Los Alcores (Canla) especializada en la producción de pulpas para la elaboración de mermelada de naranja amarga como las consumidas en el mercado británico. Aseguran ser los mayores productores de naranja amarga mundial y garantizar la trazabilidad de la fruta y sus derivados y los controles de residuos de pesticidas por la supervisión directa desde el campo hasta la salida de fábrica.

Al margen de esta polémica sobre los aprovechamientos y el uso más popular de la naranja amarga para la elaboración de mermeladas, no hay que olvidar otra función imprescindible de los naranjos en las ciudades andaluzas: el anuncio de la primavera. Cuando la flor del naranjo, el azahar, deja notar su delicado e intenso olor durante apenas dos semanas que dura su existencia es la señal de que el invierno ya se aleja.