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Tejiendo complicidad entre las finanzas éticas, la agricultura ecológica y el medio rural

A qué negarlo, la actual crisis financiera ha tenido en la denegación del acceso al crédito uno de sus mayores exponentes. Puertas cerradas, condiciones imposibles y abusiva revisión de cláusulas que han impedido acceder a liquidez y recursos no sólo al tejido productivo en general sino, y sobretodo, a la economía cooperativa, social y solidaria en particular. En ese ámbito, uno de los sectores más castigados ha sido, una vez más, el mundo rural. La negativa reiterada a conceder créditos y líneas de financiación a agricultores y agricultoras ha devenido una perversa constante que añadía nuevas dificultades a la ya de por si maltrecho maltrato que recibe el campo.


En ésta
s
coordenadas, cabe preguntarse qué instrumentos de financiación alternativa existen para los proyectos agrarios comprometidos con los principios de la soberanía alimentaria y cabe responderse, afortunadamente, que existen aunque de forma aún limitada. Aunque creciente. Porque en el Estado español, en la última década, se han consolidado algunas experiencias de finanzas éticas y alternativas que precisamente han incorporado la defensa y vitalización del mundo rural como uno de sus ejes fundamentales de trabajo. Una de estas experiencias es la cooperativa de servicios financieros éticos y solidarios Coop57 que, desde 1995, trabaja por dotar al ahorro y al dinero de un uso social radicalmente diferente y profundamente comprometido con la transformación social. La fórmula es sencilla: retomar la autogestión democrática de nuestros ahorros para saber qué se hace con nuestro dinero y a qué intereses sirve. Captar ahorro social e invertirlo en proyectos de alto contenido social y ambiental.

Bajo esa premisa y esta propuesta de autogestión financiera, Coop57 dispone hoy de unos activos de 8 millones de euros, gracias a la participación directa y activa de más de 300 cooperativas y 1.500 personas. Ahorro social que en los últimos 5 años ha financiado más de 700 proyectos sociales por valor de más de 20 millones de euros. Inicialmente concebido como un instrumento financiero del cooperativismo, Coop57 fue ampliando su base social y, con ella, los ámbitos de trabajo: a las empresas de lucha contra la exclusión, a los movimientos sociales, a las iniciativas para un consumo responsable. Es por ello que muchos de esos proyectos están directamente vinculados con financiación de las redes de promoción de la agricultura ecológica, del comercio justo, del desarrollo rural y local, de la defensa del medio ambiente y la sostenibilidad o de los movimientos y organizaciones ecologistas.

Redes, tejiendo redes donde el acceso al crédito está garantizado gracias al compromiso social de cooperativas, asociaciones y ciudadanas y ciudadanos. Fuera de la lógica bancaria dominante, en la convicción que no hay otro mundo posible sin otra economía alternativa, Coop57 abona retomar el control sobre el uso final de nuestro dinero. Claro. En consonancia con los principios básicos de la banca ética, los actores de Coop57 –socios y socias colaboradores- prefieren saber que están financiando una cooperativa de agricultura ecológica que no el siniestro negocio armamentístico, donde la banca convencional está implicada hasta los tuétanos.

Experiencias financiadas

Fruto de ese trabajo cooperativo, de base, de raíz, en la última década Coop57 ha ido desarrollando una gama alternativa de productos financieros para poder responder a las necesidades concretas de la economía social y solidaria. También a las necesidades del campo: créditos a largo plazo, a corto plazo, anticipo de facturas… ¿Requisitos? Los imprescindibles: acreditar el compromiso social y ambiental. El resto son detalles –técnicos, económicos y financieros– que se resuelven desde el análisis conjunto.

A través de esta experiencia financiera nacida del cooperativismo catalán –pero presente hoy, gracias al crecimiento y la autonomía en red, en Andalucía, Aragón, Galícia y Madrid– diversos proyectos han accedido, sin dificultad, al derecho al crédito. Cooperativas de plantas medicinales como Millhulloa en Galicia, cooperativas agrarias como El Terruño en Morón de la Frontera dando trabajo a jornaleros/as en paro, sociedades agrarias de transformación como La Kresta en Canyamàs (Barcelona) especializas en pollos ecológicos. O, en los últimos tiempos, la destacable experiencia cooperativa de Productes i Serveis de la Vall de Camprodon SCCL. Una experiencia que aúna desarrollo rural local, gestión ecológica de bosques, restauración y producción agroalimentaria en una comarca deprimida como el Ripollès pirenaico y que está garantizando el futuro de la comarca.

 

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http://coop57.blogspot.com/2011/07/tejiendo-complicidad-entre-las-finanzas.html