CHIL.org

Miguel HGL

01/08/12

Vino y corcho ecológicos: nueva unión

Se trata de un proyecto con el que pretende aportar su grano de arena para afrontar algunos de los retos que actualmente tiene planteados el medio rural, como son la salvaguarda de los recursos naturales y la biodiversidad, asegurando el empleo y la calidad de vida de sus habitantes, frenando el creciente éxodo poblacional y demostrando así que otro modelo de desarrollo rural es posible.

Es un modelo en el que la buena gestión de las explotaciones españolas adheridas al proyecto, concretamente en dos sectores complementarios como el del viñedo y el corchero, está permitiendo obtener un producto único y diferenciado, que se considera redondo desde el punto de vista medioambiental: el vino ecológico sellado con tapón de corcho FSC (Forest Stewardship Council). Una certificación que es la garantía más reconocida en el mundo de protección, puesta en valor y gestión ambiental y social responsable de productos forestales como el corcho de los alcornocales, que son uno de los ecosistemas de mayor valor en términos de biodiversidad de Europa.

El proyecto, de cuatro años de duración (2009-2012), está financiado por el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, el Fondo Europeo Agrícola de Desarrollo Rural (FEADER) de la Comisión Europea y la propia WWF España, con un presupuesto global que supera los 700.000 euros.

"Uno de los logros iniciales del proyecto", comenta Celsa Peiteado, responsable de política agraria de WWF España y una de las coordinadoras de la iniciativa, "ha sido el acercamiento entre dos aliados tradicionales, el sector del vino y los productores de corcho, cada vez más separados por el uso creciente de otro tipo de cerramientos de las botellas de vino, como los tapones sintéticos o de rosca".

En las actividades que se vienen realizando desde el año 2009 hasta finalizar la experiencia piloto en noviembre de 2012 están involucrados distintos colectivos del medio rural del país, como los productores y la industria de transformación del sector del corcho, entre los que se promueve la certificación FSC –a la que se han adherido ya explotaciones corcheras con unas 10.000 hectáreas de extensión-; diversas organizaciones agrarias, Denominaciones de Origen vitivinícolas, expertos universitarios y numerosos viticultores, con los que se han organizado diversas jornadas informativas sobre las buenas prácticas vitivinícolas y las bondades de la producción ecológica de uvas; además de grupos de consumidores a través de catas de vino ecológico; o representantes de la distribución y la restauración, a fin de que demanden y ofrezcan este tipo de productos.

Buenas prácticas vitivinícolas

En total se está trabajando en el marco del proyecto, a través de convenios en más de 200 hectáreas y con más de 25 viticultores, en fincas de pequeño tamaño y generalmente de carácter familiar, pertenecientes a cinco comunidades autónomas, que están ubicadas en Cazalla de la Sierra (Sevilla), La Geria (Lanzarote), Bollullos Par del Condado (Huelva), Medina del Campo (Valladolid), Venta del Moro (Valencia) y El Provencio (Cuenca). En estas explotaciones en primer lugar el personal técnico de WWF España hace un diagnóstico de tipo social, económico y ambiental y seguidamente una propuesta de buenas prácticas agrícolas y forestales.

De hecho las fincas participantes reciben como mínimo seis visitas al año del personal técnico de WWF, tanto para realización de censos de aves y revisión de refugios de fauna, como para asesoramiento en distintas buenas prácticas vitivinícolas –recogidas finalmente en un extenso Manual editado por la organización ecologista promotora en octubre de 2011- y para seguimiento de los resultados obtenidos.

Entre las prácticas propuestas -muchas de ellas incluidas en el modo de producción ecológica- que se están ejecutando con asesoría de WWF España se hallan la recuperación de vegetación autóctona en las lindes de las parcelas, setos, sotos y pequeñas isletas para refugio de biodiversidad y control de fauna útil; la siembra y el manejo de cubierta vegetal para mejora de la fertilidad natural del suelo y control de la erosión; el compostaje y la aplicación de materia orgánica a partir de restos de poda, orujos y estiércol animal; la mejora de aplicación de productos fitosanitarios admitidos en producción ecológica (aplicación de 'caldo bordelés', té de compost, etcétera); el fomento del cultivo de la vid en secano, y en regadío el uso eficiente del agua exclusivamente por medio de riego por goteo; la instalación de cajas nido para aves, murciélagos y otra fauna útil (mariquitas, crisopas, etc.) y otras mejoras en el hábitat (como mantenimiento de muretes de piedra seca, majanos, etc.); y la corrección de cárcavas (grandes zanjas) y otros procesos erosivos.

Al margen de estas realizaciones, en el citado Manual de Buenas Prácticas la organización ecologista WWF España aún va más allá, proponiendo más prácticas adicionales, como la instalación de depuradoras biológicas o humedades artificiales para la reutilización de aguas residuales; la preservación de variedades autóctonas de uva (como las Brujidero, Diego, Zalema, Garnacha o Bobal) y su introducción en nuevas plantaciones; la reducción del consumo energético o el empleo de energías renovables.

También se está trabajando con bodegas que se han comprometido en el marco del proyecto con el uso de tapón de corcho certificado FSC, como Los Bermejos en Lanzarote, Dagón en Venta del Moro, Las Caraballas en Medina del Campo y Colonias de Galeón en Cazalla de la Sierra. Un uso al que se han sumado motu propio otras bodegas, tanto convencionales como ecológicas.

"Las buenas prácticas propuestas en explotaciones vitivinícolas y corcheras", según Celsa Peiteado, "ofrecen no sólo beneficios ambientales, sino también agronómicos y económicos, permitiendo mejorar su viabilidad a medio plazo y con ello asegurar la persistencia de estas buenas prácticas en el tiempo".

Jornadas técnicas

Asimismo, para dar difusión de estas buenas prácticas entre más de 350 viticultores, técnicos, productores corcheros y enólogos, se han ido organizando diferentes jornadas y seminarios técnicos de formación -impartidos por técnicos y expertos en viticultura-, como los desarrollados en mayo pasado en Daimiel (Ciudad Real), Las Pedroñeras (Cuenca) en 2010, Valencia en 2010, Lanzarote en 2010 y 2012, Tembleque y Villanueva de Alcardete (Toledo) en 2011, Rociana del Condado (Huelva) en 2010 y 2012, Medina del Campo (Valladolid) en 2011 y Montejo de la Vega de la Serrezuela (Segovia) en 2011. Actuaciones a las que hay que sumar nuevas jornadas previstas en otros puntos de la geografía española antes de acabarse el proyecto en noviembre del presente año.

Las explotaciones y bodegas acogidas "se comprometen a realizar durante el marco del proyecto todas las buenas prácticas promovidas", prosigue la representante de WWF España, "y confiamos en que los beneficios agronómicos que ofrecen estas prácticas y el ahorro de costes que conllevan (por ejemplo en fertilizantes y fitosanitarios) permitan su mantenimiento en el tiempo, más allá de la finalización del proyecto. Nos consta, además, que la práctica totalidad de los propietarios de estas explotaciones y bodegas continuarán con este tipo de planteamientos, sabedores de que estos productos redondos, procedentes de la gestión responsable del territorio, ofrecen valor añadido al consumidor y son cada vez más demandados por personas concienciadas en un país como España en el que existen unas 60.000 hectáreas de viñedo para producción ecológica y 460 bodegas y embotelladoras de vino y cava ecológicos".

De hecho la meta principal de este proyecto cuatrienal no es otra que convertirse en un referente en el futuro para otras empresas agrarias, "demostrando que medio ambiente y desarrollo rural tienen que ir de la mano", concluye Celsa Peiteado.