11/06/13
Vinos ecológicos, sabor y corazón
La producción vitivinícola convencional lleva ya algún tiempo manteniendo una clara tendencia a la baja, sin embargo y pese al panorama actual, el sector de los vinos de producción ecológica presenta un crecimiento constante en los últimos años tanto en número de hectáreas como en valor de producción.
La reciente celebración de la edición 2013 de la Feria Nacional del Vino, Fenavin, ha servido como ejemplo perfecto para comprobar la buena salud de los vinos ecológicos españoles. Según la información presentada por la propia organización del evento, las dos últimas décadas han visto incrementarse el número de empresas en este sector, desde las 50 industrias entre bodegas y almazaras existentes en 1991 a las 512 bodegas existentes en la actualidad. Estos datos coinciden con los expresados por el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, que muestran un incremento de la producción nacional de vino ecológico superior al 200% en los últimos tres años. Además, esta es una tendencia que parece agudizarse cada vez más.
Aun teniendo presente estos datos, no deja de llamar la atención que el 23% de los vinos expuestos este año en Fenavin procedían de proyectos ecológicos frente al 10% de la pasada edición. La feria ha mostrado el destacable crecimiento del sector de los vinos ecológicos en nuestro país, al amparo de una normativa y unos procesos de certificación que garantizan un producto final de calidad, muy valorado por los consumidores.
Esta trayectoria ascendente de la viticultura ecológica se enmarca en un escenario positivo de toda la producción ecológica en general, que según expresaron durante Fenavin representantes de la Asociación Valor Ecológico (Ecovalia) -que agrupa a 56 bodegas ecológicas de Andalucía y Castilla-La Mancha-, creció un 7% en los últimos tres años.
Estos resultados han llevado al sector del vino español a ocupar un lugar privilegiado en el mercado internacional, siendo España el primer productor mundial de vino ecológico por delante de países como Italia o Francia, según datos del Instituto Suizo de Investigación en Agricultura Ecológica (FiBL).
Caracterización del sector
El último informe sobre el sector ecológico publicado por el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, recogía que el sector del viñedo ecológico produjo en el año 2011 un total de 157.276 toneladas de uva para vinificación a partir de una superficie inscrita de 77.561 Has. Por comunidades autónomas, la mayor producción de este tipo de uva a nivel nacional corresponde a Castilla La Mancha, con 72.656 toneladas. Esta comunidad, de importante tradición vitícola, cuenta con una superficie inscrita registrada por el Ministerio de 47.685, más de la mitad de toda la superficie española. Andalucía, comunidad líder en producción ecológica, presentaba en el mismo año una superficie de 762 Has. inscritas lo que equivale a una producción de 1.880 toneladas de uva de vinificación.
En el plano económico, el vino en general es un producto estratégico para el sector agroalimentario español, especialmente por la importancia de sus exportaciones. Mientras que en 2012 se importaron 1,2 millones de hectolitros, se exportaron 20,6 millones de hectolitros. Esto supone, en términos de valor, unas importaciones de 230,9 millones de euros, frente a una facturación, por ventas españolas de vino en el exterior de 2.499,3 millones. Estos números arrojan una balanza comercial favorable de 2.268,5 millones de euros, según el Observatorio Español del Mercado del Vino. Esta tendencia también se cumple en el ámbito de los vinos ecológicos, que tienen fuera de nuestras fronteras su principal mercado, especialmente en otros países dentro de la Unión Europea.
Vino ecológico y figuras de calidad
La apuesta de los productores ecológicos por ofrecer vinos de alta calidad se hace evidente en la cada vez más estrecha relación entre estos y las diferentes figuras de calidad oficialmente reconocidas en nuestra geografía. Si tomamos como ejemplo a Andalucía, podemos observar como cada vez son más las denominaciones de origen de esta comunidad que cuentan con vinos ecológicos en su oferta. Consejos reguladores como el de “Condado de Huelva”, que ofrece vinos producidos en el entorno de Doñana o como la DOP “Vino de Calidad de Granada”, que aprovecha las ventajas de su cercanía al paraje natural de Sierra Nevada para apostar por la producción ecológica, son un buen ejemplo no solo de la calidad de los vinos ecológicos, sino también del respeto que aporta este método de producción por el ecosistema natural de su entorno.
Otras denominaciones andaluzas como “Montilla-Moriles” pueden presumir de ser pioneras en la incorporación de caldos certificados como ecológicos en la zona sur de España. Estos son solo algunos ejemplos de la creciente oferta vinícola ecológica en esta región, que incluye además otros productos igualmente singulares como los mostos ecológicos de Trebujena, los Pedro Ximenez, los amontillados, y por supuesto otras bebidas también interesantes como pueden ser los licores basados en productos ecológicos.
Por último, no hay que perder de vista que los vinos ecológicos ofrecen a los enófilos la posibilidad de disfrutar de un producto con las garantías propias de la producción ecológica: un producto natural que apuesta por la no utilización de productos químicos de síntesis en su elaboración, que utiliza métodos de manejo y producción medioambientalmente respetuosos para la obtención de las mejores uvas y los mejores vinos y que busca aumentar la fertilidad del suelo en vez de agotar sus recursos. Además, como en el caso de otros productos ecológicos, la producción de vino ecológico supone en muchas ocasiones un motor para el desarrollo rural en sus áreas de producción, capaz de generar riqueza no solo de forma directa, sino también estimulando nuevas oportunidades de negocio en áreas como el turismo, el sector servicios o la industria agrícola auxiliar. Todas estas cualidades se reúnen al final para componer unos vinos que, más allá de los aromas, colores y sabores que nos regalan, pueden disfrutarse no sólo con el paladar sino también con el corazón.