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Marta García

22/02/15

Yo enseño, tú enseñas, ellos respetan el medioambiente

No puedo estar más de acuerdo con esta afirmación del psiquiatra estadounidense Karl A. Menninger, que me invita a pensar –y lanzo también la reflexión a los lectores- qué estamos haciendo para que los más pequeños sean, el día de mañana, adultos que defiendan el respeto al medioambiente. Porque, reconozcámoslo, a nosotros, a la “sociedad adulta” de hoy en día, incorporar hábitos ecológicos nos cuesta.

La infancia es la mejor época para aprender (somos esponjas, dicen) y eso nos deja una responsabilidad a todos nosotros como educadores. ¿Qué estamos enseñando hoy para que el mundo cambie mañana? Si queremos que nuestro futuro sea más sostenible, más respetuoso con el medioambiente y con hábitos de alimentación más saludables, estos valores deberán ser entonces pilares fundamentales en la educación.

Si nuestros hijos, sobrinos o alumnos entienden desde pequeños que el medioambiente es importante, no sentirán la pereza que hoy en día se respira a la hora de actuar; al fin y al cabo, la palabra está bien, pero en la acción está la clave. La imagen de una sociedad más ecológica es amigable y bien acogida en general, pero de ahí a que cada uno, en nuestro día a día, cambiemos nuestros hábitos… eso es otro cantar. Sin embargo, si los niños lo aprenden ahora, el día de mañana no supondrá para ellos el esfuerzo que sí representa para nosotros.

Un ejemplo de actividad que nos parece acertadísima, por todo lo que enseña, son los huertos escolares ecológicos. Los niños aprenden a cultivar su propio huerto, matando muchos pájaros de un tiro: incorporan educación medioambiental, aprenden qué es y en qué se diferencia la agricultura ecológica, favorece la sensibilización con el medio ambiente y con el uso responsable de recursos naturales y, además, desarrollan capacidades como el trabajo en equipo de una manera divertida y motivadora. O, como afirmaba Benjamin Franklin, “Dime y lo olvido, enséñame y lo recuerdo, involúcrame y lo aprendo”.

La Región de Murcia se está poniendo las pilas en lo que a educación medioambiental se refiere, y muestra de ello es el crecimiento de los centros educativos que han incluido entre sus actividades los huertos escolares ecológicos. El primer año que se puso en marcha el protocolo de colaboración entre el CAERM y la Consejería de Educación, en el curso 2012-2013, participaron 20 centros educativos. En este curso, el 2014-2015, la cifra asciende a 69 centros repartidos por toda la geografía regional.

Desde el Consejo de Agricultura Ecológica invitamos a que padres, directores de colegios y profesores conozcan los buenos resultados que este tipo de iniciativas están teniendo para los estudiantes y se sumen al movimiento de la vida saludable.

Porque la educación ayuda a las personas a aprender a ser lo que somos capaces de ser, y qué mejor que brindar la oportunidad a un niño de sacar su lado más natural: el de tratarse bien a sí mismo y a lo que le rodea.