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¿Cuánto debería costar, en realidad, un litro de leche?

Este año Europa está viviendo su tercera crisis del sector ganadero, especialmente el lácteo, desde 2009. Pero lejos de ver las famosas imágenes de los campos verdes del norte europeo —y de España, sobre todo Galicia— teñidos del blanco de la leche de vaca sobrante y sin casi valor económico para los productores, este 2015 ha sido el año del bloqueo. Miles de tractores han colapsado varias veces las carreteras comunitarias —especialmente de Francia, Bélgica, Alemania y Luxemburgo— hasta llegar al mismísimo corazón de la Unión Europea (UE): Bruselas.

No es casual. A los más de 30.000 productores de leche comunitarios que están ya hastiados de que su trabajo cueste más de lo que el mercado está dispuesto a pagar por él, se les han unido los productores de carne, especialmente de cerdo. Ellos sufren ahora “más que nunca”, según la portavoz de los ganaderos porcinos holandeses, esta crisis del sector. ¿Los motivos? Los 13 meses de veto ruso a la importación de productos procedentes de Occidente (principalmente de la UE, aunque también de Estados Unidos, Noruega, Japón y Canadá) y el fin de las históricas cuotas lácteas (solo para la leche de vaca) de la UE tras 30 años en vigor. Los que han dedicado su vida a la producción ganadera añoran las cuotas, que implican una mayor liberalización del sector, pero la Comisión Europea ha dejado claro que hay que pasar página y abrirse a otros mercados exteriores. La recesión económica de China ha dejado huella también en los ganaderos europeos, que ya no pueden exportar al gigante asiático, para lo que llevaban meses produciendo de más, según Miguel Blanco, secretario general de Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG).

Estos tres factores han dejado como consecuencia una sobreproducción en el mercado comunitario. Y ya se sabe: a mayor oferta e igual demanda, desplome de precios. Sobra leche.

Para paliar las consecuencias negativas de esta sobreproducción, el Ejecutivo comunitario ha puesto sobre la mesa un paquete de ayudas de 500 millones de euros. Una última medida urgente que irá enfocada a paliar las pérdidas del sector a corto y medio plazo, y estabilizar el mercado de la oferta y la demanda. Además, gracias a la presión de países como España, Francia, Italia y Portugal, se ha conseguido que la Comisión adelante el 70% de las ayudas de la PAC (Política Agraria Común) previstas para diciembre a octubre de este año. Pero hay más. Este dinero procede de la llamada supertasa, una multa que la Comisión impuso a la sobreproducción de leche. En España, por ejemplo, era de 0,27 euros por litro y solo en 2014 se recaudaron algo más de 10 millones de euros.

Pero a pesar de todo, los ganaderos se muestran “decepcionados”, según la COAG. Los productores quieren medidas estructurales, y no “parches”. “Esto es pan para hoy que puede convertirse en más hambre para mañana”. Los ganaderos exigen un precio “justo” que cubra los costes de la elaboración del producto. En Alemania, por ejemplo, el litro se vende a 26 céntimos de euro, frente a los 40 que demandan los ganaderos. En Lituania, mientras la asociación nacional de jóvenes productores opina que el coste debe ser de 30 céntimos, el mercado les está pagando solo 20. Y en España, se están sacando unos 29 céntimos, cuando lo razonable, según la ministra de Agricultura, Isabel García Tejerina, sería 34 céntimos de euros por litro producido. El resultado es que, en algunos países, la leche es más barata que el agua mineral, lo que podría llevar a la quiebra a multitud de explotaciones europeas. Mientras, se quejan algunos, la libre competencia que iba a traer la desaparición de las cuotas ha hecho, en realidad, que la industria de la distribución tenga mucho más poder para negociar los precios.

Ante este panorama de rentabilidad cero los ganaderos piden un precio garantizado para hacer frente a la leche que no se consigan vender. La Comisión, reacia a más intervencionismo, se ha negado y ha respondido con esos 500 millones que, a su vez, salieron del bolsillo de los ganaderos que fueron sancionados por producir más de la cuenta. “Si los precios continúan así de bajos en España se perderá el 30% del sector en tan solo un año”, explica Blanco desde Castilla y León, donde sólo en 2014 se perdieron 2.000 explotaciones de un total de 19.000.

Otra preocupación, y no menos importante, que se cierne en este sinvivir de los productores europeos es la aparición de nuevos competidores en el sector que consideran, en cualquier caso, desleal. Por este motivo, miran con escepticismo a los nuevos tratados de libre comercio que el Ejecutivo comunitario quiere impulsar más pronto que tarde.

Se trata principalmente del tratado de libre comercio e inversión (TTIP, por sus siglas en inglés) que la UE quiere cerrar con Estados Unidos como tarde a mediados de 2016, pues el clima para su rúbrica es más favorable bajo la administración del presidente demócrata, Barack Obama. Bajo este acuerdo, entrarán más competidores al mercado europeo y viceversa, algo a lo que temen profundamente muchos ganaderos y agricultores —especialmente los de menor escala—, pues sus productos tendrán más difícil la competición con las grandes corporaciones que se puedan permitir una considerable bajada de precios en búsqueda de consumidores de algo tan básico y generalizado como la leche. “Fiar todo al mercado internacional es un error monumental”, cierra el dirigente.

¿De dónde vendrá la leche que se tome en Europa dentro de 10 años?