29/01/15
Diseñan colmenas para evitar que la miel se contamine
Investigadores de la Universidad Nacional estudiaron métodos de cosecha y poscosecha de la miel de abejas sin aguijón, con el fin de mejorar la calidad de este producto, que por sus parámetros fisicoquímicos no permite ver cuando está en descomposición, lo que ocasiona malestares estomacales.
En la investigación también se trazó como objetivo la consecución de una abeja de alta productividad promisoria para el país.
Con base en estas consideraciones se hizo una revisión bibliográfica y se realizaron encuestas a través de las cuales se definió la especie Tetragonisca angustula, como la abeja con mejor producción de miel y con mayor cantidad de nidos y distribución en los departamentos de Huila, Santander, Boyacá, Antioquia, Caldas y Meta.
El análisis de la especie, su desarrollo, forma de vida y nidos, permitió hacer observaciones de la estructuración de sus potes (cavidad donde almacena la miel o el pan de abejas), los tipos, cantidad, volumen y propiedades.
El estudio encontró cuatro tipos de potes, que por primera vez se estandarizaron con especies de abejas sin aguijón, con el fin de establecer los tiempos de sus cosechas.
Doris Ascencio, egresada de la maestría de Ciencia y Tecnología de Alimentos del (ICTA) en la U.N., explicó que con los datos de cosecha y los tiempos para determinar cuándo obtener la miel madura, se evaluaron las características fisicoquímicas del producto.
“Hallamos que no es una miel sensible como la de la Apis mellifera, la cual marca el proceso de envejecimiento dejando notar su actividad de diastasa (actividad enzimática) y hmf (hidroximetilfurfural)”, expresó la experta.
Agregó que en la miel de la Tetragonisca angustula, los parámetros fisicoquímicos no cambian a través del tiempo, razón por la cual no se sabe cuándo está en descomposición.
Con el seguimiento a tres tipos de cosechas se encontró clostridium por manejo (patógeno), un indicador de que no es un producto apto para el consumo, pues ocasiona diarrea y cólicos estomacales.
Según Ascencio, esta situación se presenta por la contaminación cruzada dentro del meliponario, o sea, una relación entre abejas y hombre, por lo cual es necesario un tratamiento poscosecha por parte del productor.
Después de los análisis y estudios, se diseñó una colmena que ayudará al meliponicultor (criadores de abejas sin aguijón) a manipular los potes sin tener contacto con las manos, lo que mejorará la calidad de la miel.
Estas mieles tienen ventajas que desde los antepasados, campesinos e indígenas han aprovechado, utilizándolas para curar terigios y para fortalecer la matriz de mujeres con partos recientes.
En cuanto a nivel nutricional, cuenta con características antioxidantes y parámetros fisicoquímicos con presencia de minerales que representan una fortaleza al momento de su comercialización.
Los departamentos productores generan 395 kilos anuales de miel, cantidad considerable para una abeja de 0,5 milímetros de tamaño, en promedio, que puede ser optimizada con un buen manejo, dada su alta adaptabilidad a zonas geográficas entre 0 y 2.000 metros sobre el nivel del mar.
“Este es un producto tradicionalmente muy apetecido, aunque todavía no cuenta con un desarrollo que garantice un consumo seguro, lo que hace necesario un proceso de conservación que debe estar identificado en etiquetas visibles al público”, resaltó.
Por último, la experta destacó que esta miel presenta un alto contenido en levaduras y por tal razón no puede tener la misma norma 1273 de la Apis mellifera, sino una desde sus parámetros fisicoquímicos y microbiológicos.