06/02/13
El alto precio del aceite de oliva retrae las ventas y frena las exportaciones
A día de hoy, el sector del aceite de oliva se encuentra en una situación muy diferente de la de los últimos cuatro años. La cosecha se va a hundir a la mitad: se calcula que terminará la campaña con entre 550.000 y 600.000 toneladas en España, con 383.000 registradas hasta el 31 de diciembre. Y eso, tras varios años seguidos de producciones récord (en el último ejercicio se rozaron los 1,5 millones), significa aumento de precios. COAG estima que, en origen, se han incrementado un 40% en pocos meses. En una perspectiva más amplia, han pasado de estar por debajo de dos euro en origen a elevarse al entorno de los tres. Consecuencia inmediata: el consumo interno se ha retraído alrededor del 16% en octubre y noviembre respecto a los mismos meses de 2011, según el panel de consumo alimentario del Ministerio de Agricultura. ¿Significa eso un cambio de tendencia? ¿Retrocede el aceite de oliva en beneficio de otros como el de girasol? José Vázquez, de Asaja-Sevilla, afirma que, efectivamente, la demanda comienza a bajar, "pero no se puede dramatizar". "No creo que se vaya a poner el aceite en cuatro euros -algo que ya ocurrió en 2005-, porque aunque la cosecha es baja hay stock (de 692.000 toneladas) para llegar justitos a final de campaña y no desabastecer al mercado". Lo que ocurre, según Vázquez y otras fuentes del sector, es que el propio mercado se está autorregulando. La prueba es que los precios, según el sistema de información de precios en origen Pool Red, han vivido un ascenso meteórico hasta mediados de enero y a partir de ahí se han estabilizado e incluso han bajado, lo que refleja una cierta sensibilidad ante el retraimiento de la demanda. Además, en esta ocasión, el girasol no se beneficia del alto precio del aceite de oliva, ya que también está muy alto. De hecho, Anierac, la patronal envasadora, refleja un aumento en el conjunto del año 2012 en las ventas de aceite de oliva, del 3,6% y un descenso del girasol del 9,4%.
La caída del consumo tiene hasta un punto positivo: permite ajustar las salidas a las existencias disponibles. En el mercado interno estas salidas han descendido de octubre a diciembre un 18% (de 133.000 a 110.000 toneladas), un porcentaje muy similar la bajada de las exportaciones. En este último caso tiene mucho que ver con un drástico retroceso de las compras italianas, que miran más ahora al mercado griego, más barato. En el sector se piensa que cuando las existencias griegas se acaben los italianos comprarán en España y el precio volverá a repuntar. Pero después volverán a bajar, fundamentalmente porque las expectativas de cosecha la temporada que viene son muy buenas.