28/07/13
La gestión tradicional de los bosques reduce la diversidad de los hongos
En los bosques escasea la madera muerta, ya que se tiende a recoger las ramas y los árboles caídos. Dicha madera, de haberla, se convierte en el hábitat de muchos seres vivos al descomponerse, como los hongos lignícolas. Dichos hongos son capaces de descomponer la madera muerta y transformar la materia orgánica en inorgánica.
Por tanto, la retirada de esta madera muerta de los bosques produce un daño ecológico. Nerea Abrego Antia e Isabel Salcedo Larralde, biólogas del departamento de Biología Vegetal y Ecología de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU), han cuantificado en diversos hayedos de Navarra dicha influencia en las poblaciones de hongos que viven de la madera muerta.
La principal conclusión del estudio es que la silvicultura y la gestión clásica de los bosques perjudican a la comunidad de hongos saproxílicos. Es más, los investigadores han descubierto que en los bosques explotados desaparecen varias especies de hongos y, en algunos casos, incluso familias enteras. Así, la retirada de restos de madera muerta perjudica a las poblaciones de hongos lignícolas o saproxílicos.
No obstante, Salcedo matiza: “Se ve todo muy claro, pero no se asume tan fácilmente. La prehipótesis podría ser que, como se pierde la materia básica, afectará directamente al medio. Pero el objetivo de nuestros trabajos es demostrarlo. En la silvicultura, hace poco que han empezado a darse cuenta de dicho fenómeno, mientras que en Europa se empezó a demostrar científicamente hace aproximadamente diez años”.
El trabajo se ha centrado en la explotación tradicional de diversos hayedos y el resultado ha sido publicado en la revista especializada Forest Ecology and Management. Se han analizado muestras de 16 zonas, de las cuales ocho se explotan y otras ocho no.
"La primera variable principal para realizar las clasificaciones ha sido el tamaño de los restos de madera de los residuos. Se clasifican en tres tamaños, del más grande al más pequeño”, explica Salcedo. “Normalmente, no se analizan los residuos más pequeños de dicha clasificación. Por otra parte, muchos hongos deben identificarse con el microscopio, aunque también haya especies conocidas de gran tamaño, como el yesquero Fomes fomentarius. Pero es más difícil recoger e identificar las muestras del resto, y lleva más tiempo”.
Criterios de clasificación
Tras la clasificación de la madera en función del tamaño, el siguiente criterio es el nivel de descomposición. Para cada tamaño se establecen tres niveles: los recién caídos, los que han empezado a descomponerse y los que están totalmente descompuestos. “Se podía haber hecho una clasificación más exacta, pero hemos visto que los niveles de descomposición se ajustaban bien en los tres grupos”.
Los residuos analizados se han clasificado en nueve grupos y se han identificado las especies de hongos que había en cada uno de ellos, es decir, la comunidad de hongos que hay en cada ramita. En la medida de lo posible, se establece también la 'cantidad' de cada especie, aunque no sea una tarea fácil. Como señala Salcedo, este último parámetro es difícil de aplicar.
El resto de investigaciones europeas se han centrado en residuos madereros de gran tamaño, por lo que se ha dado importancia al volumen de madera muerta de los bosques a la hora de conservarlos. Sin embargo, el factor que más influye en la diversidad de los hongos saproxílicos es la diversidad de los residuos madereros, no el volumen de madera, es decir, que los nueve grupos clasificados aparezcan el máximo número de veces posible.
“Dicha conclusión es un resultado muy a tener en cuenta en la gestión de los bosques”, recalca Salcedo. Asimismo, también se está analizando la influencia que ejerce la fragmentación del bosque en la presencia de hongos. A tenor de esta investigación, el crecimiento del borde que se produce como consecuencia de la fragmentación de los bosques también influye negativamente en su diversidad.
Referencia bibliográfica:
Abrego & Salcedo (2013). Variety of woody debris as the factor influencing wood-inhabiting fungal richness and assemblages: Is it a question of quantity or quality?. Forest Ecology and Management 291: 377–385.