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Irene Campos

15/04/14

La sequía arrasa la cosecha de almendras y provoca pérdidas por 45 millones de euros

El otoño e invierno más secos de los últimos 150 años en la cuenca mediterránea han comenzado a pasar factura al sector agrícola de Alicante y, en concreto, a las 40.000 hectáreas de secano, donde cultivos como la almendra o el olivar corren el riesgo de perderse en su totalidad, según un informe de la organización agraria Asaja, que estima que la falta de agua ha provocado ya unas pérdidas de 45 millones de euros, a los que habrá que sumar otros 15 millones que se mueven en la exportación. El calor tampoco ayuda, y también se va a perder calidad y tamaño de fruto en una cultivo que no tiene otro recurso que la lluvia.

La coyuntura no sólo afecta a los cultivos de secano, donde ni siquiera los agricultores que pueden técnicamente regar, no lo hacen por elevado precio del agua: 60 euros la hora. Las hortalizas y los frutales se han salvado por tener agua del Tajo, pero los costes de producción se han disparado, ya que hay que regar mucho más durante el invierno, al no producirse lluvias.

La pérdida de prácticamente el cien por cien de la cosecha de almendra tendrá, además, relación directa, por otro lado, con el aumento de los precios del turrón en las próximas celebraciones de Navidad. La almendra es el producto básico del turrón de Jijona y Alicante, por lo que los fabricantes tendrán que recurrir a la compra del producto fuera de la provincia para elaborar este dulce a partir del verano. Si no hay almendra autóctona, el precio se dispara. Y otra derivada negativa, aún más preocupante, es la que avanzó ayer el director del Instituto Interuniversitario de Geografía de la Universidad de Alicante. "No sólo se ha perdido la cosecha por falta de lluvias. Ahora mismo hay serio riesgo de que se mueran los almendros", subrayó el geógrafo Antonio Rico.

Los agricultores están muy preocupados, ya que además de la pérdida de la cosecha de este año también habrá mermas muy importantes en la de 2015 por la afección a los brotes. Hasta el momento, se estima que hay 40.000 hectáreas afectadas y las pérdidas registradas superan los 45 millones, aunque el deterioro avanza a un ritmo muy rápido por las altas temperaturas y las fuertes rachas de viento registradas durante el pasado febrero. "Si tenemos en cuenta la riqueza que generan nuestras producciones agroalimentarias en la exportación, las pérdidas superarán los 60 millones de euros y se incrementarían en un 600% al incorporar la distribución final", alertó ayer Eladio Aniorte, presidente de Asaja en la provincia.

"La situación es muy grave porque ya hay daños en la madera y si no llueve de aquí a verano se secarán numerosos árboles como los almendros, cultivo en el que las pérdidas totales podrían oscilar, sólo en este cultivo, en 142 millones de euros, al incluir el arbolado", apuntó Aniorte. El presidente de Asaja reclamó a la Conselleria de Agricultura que apruebe un plan de reconversión inmediato para plantar nuevos árboles y "no perder este emblemático producto de la Comunidad."

Los principales daños se registran en los cultivos de secano, aunque también en el regadío, debido a que ha habido que incrementar los riegos, aumentando aún más los costes de producción para los agricultores. Normalmente, en invierno los agricultores no necesitan regar tanto porque llueve más.