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Marta García

05/10/14

Proteger la diversidad de cultivos y proveer recursos en un mundo cambiante

Actualmente, la Global Crop Diversity Trust ejecuta más de 1.700 bancos de genes de semillas en todo el mundo, la cual se enmarca en el Tratado Internacional sobre Recursos Fitogenéticos para la Alimentación y la Agricultura.

También está predominantemente a cargo del -mundialmente famoso- Svalbard Global Seed Vault, un banco de semillas ubicado en un archipiélago noruego cerca del Círculo Polar Ártico. Este es un respaldo del sistema global en caso que algún desastre golpee a cualquiera de los 14 centros internacionales de investigación agrícola para cultivos específicos.

Y es que la misión del Trust es muy simple: conservar y utilizar la diversidad de todos los cultivos que comemos.

Un estudio llevado a cabo en 1983 para contar la diversidad de cultivos de EE.UU. mostró que desde 1903, el 93% de las variedades de frutas y verduras conocidas se había extinguido.

La razón por la que es tan importante proteger la diversidad se debe principalmente a los efectos del cambio climático en nuestro sistema agrícola mundial. Los científicos y criadores (breeders) necesitan tener disponible una gran cantidad de diversidad genética, para así crear nuevas variedades que se adapten mejor a un entorno cambiante.

Por ejemplo, existen alrededor de 200.000 variedades de arroz en el mundo, pero puede que sólo una de ellas necesite ser adaptada por los criadores a temperaturas más altas, o a nuevas enfermedades derivadas del cambio climático.

La diversidad de cultivos es esencialmente un requisito previo para la adaptación de la agricultura a los nuevos retos y, así, alimentar al mundo.

La tarea que ahora enfrenta el Crop Trust es adquirir los fondos necesarios para mantener a los bancos de genes por siempre. La gran mayoría de estos fondos son aportados por los gobiernos de todo el mundo.

La organización dice que se necesita una dotación de US$500 millones para finales de 2016 con el objetivo de mantener los 14 centros investigadores agrícolas y la bóveda de Svalbard en ejecución, mediante un retorno de la inversión media del 4% -o US$20 millones- por año.

Actualmente, el fondo de dotación tiene alrededor de US$170 millones.

Con el fin de llenar la brecha de US$330 millones, el Crop Trust está tratando de establecer relaciones con los gobiernos de todo el mundo para convencerlos de apoyar la causa.

Respecto a lo anterior, se puso en contacto con el gerente de comunicaciones, Luis Salazar, durante su visita a la capital de Chile -Santiago- para buscar una contribución financiera del gobierno.

“Lo que estamos haciendo es conservar la diversidad ahora y para siempre”, dijo Salazar.

“Es una cosa factible. Sabemos exactamente cuánto dinero necesitamos para conservar la diversidad de cultivos para siempre, y que son US$20 millones al año. Con esa cantidad podemos asegurarnos de que los bancos de genes internacionales están funcionando y también Svalbard”, detalló.

Salazar añadió que el Global Crop Diversity Trust tenía equipos de científicos para asegurarse de que los bancos de genes están funcionando sin problemas y tan eficientemente como sea posible, junto con las recomendaciones de los directores de otros bancos de genes.

Una solución a largo plazo

Con el fin de decidir qué gobiernos abordar y la cantidad de apoyo a solicitar, la organización llegó con una carta de reparto de la carga basada en el modelo del Banco Mundial, que tiene en cuenta diversos factores como la población, el consumo, la producción. Así surgió un ‘top’ de 50 países, junto con la cifra recomendada para cada país, con la que podrían contribuir.

Por ejemplo, la contribución recomendada de Chile es de US$570.000, mientras que la de China es de US$7.24 millones; la de México es de US$2.12 millones, y la de EE.UU. es de US$126.26 millones.

El Trust ha recibido ya un cierto nivel de apoyo de 14 países, incluyendo EE.UU., Australia, Alemania, Egipto, Reino Unido, Etiopía e India, pero actualmente no tiene representación en América Latina.

Pese a la buena causa, Salazar dijo que uno de los problemas en la obtención de apoyo gubernamental se debía a la gran escala de tiempo del proyecto.

“Muchos de los financiadores quieren ver resultados en los próximos dos o tres años, debido a la forma en que los sistemas políticos están estructurados”, dijo.

“Nuestra misión y los bancos de genes son una solución a largo plazo”, añadió.

Una vez que se haya alcanzado la meta de US$500 millones de dotación, la segunda fase es recaudar otros US$350 millones con el fin de poder financiar no sólo los centros internacionales, sino los de bancos de genes nacionales y regionales también.

El infierno en nuestras manos

Salazar destacó que, si bien estas cifras pueden parecer altas, era algo de vital importancia para el futuro suministro de alimentos de la humanidad.

“Si algo va mal, como ocurrió en el siglo 19 en Irlanda, tienes que volver a la fuente, porque ahí sólo cultivaban uno o dos tipos de patatas y no tenían el gen resistente, tal vez algunos en Perú lo tenían”, dijo.

“Si comienzas a mirar, cuáles son las plagas, cuáles son las enfermedades que están afectando el trigo, o afectando a las bananas, no tenemos respuestas para algunos de ellos. Los investigadores están buscando respuestas en este momento”, comentó.

“El problema es que no sabemos cuáles serán nuestras necesidades en 10, 20, 50, 100 años a partir de ahora. Y es por eso que es urgente conservar la diversidad ahora, antes de que desaparezca. Puede desaparecer por varias razones y una de ellas es por la forma en que hacemos agricultura, de una forma muy ‘monocultivo’”, aseveró.

Salazar añadió que se prevé que el aumento de la temperatura global tendrá efectos desproporcionadamente graves en los rendimientos de algunos cultivos importantes como el arroz.

“De acuerdo con el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático, un aumento de temperatura del 1% va afectar el rendimiento del arroz en un 10%. Pero no estamos esperando un 1%; estamos esperando 3 o 4%, y esto está de acuerdo con el Banco Mundial, que es muy prudente en sus estimaciones”, puntualizó.

“Entonces, ¿cómo golpeará eso nuestra producción? Podría ser catastrófico, y si no podemos producir suficiente alimento, se convertirá en un malestar social, conflictos, con precios en aumento, y vamos a tener un infierno en nuestras manos”, declaró.

“Tenemos que conservar para producir y asegurarnos de que tenemos alimentos. Para hacer eso tenemos que adaptarnos a los cambios que el clima nos lanza”, dijo.

El proyecto GENESYS

Además de recaudar fondos y ejecutar los bancos de genes, el Crop Trust también está tratando de aumentar su sistema de información global llamada GENESYS, un portal en línea que une los bancos de genes de todo el mundo.

El sistema actúa como el vínculo crucial entre la conservación y el uso, haciendo el proceso de búsqueda de nuevas variedades, para cualquier científico o criador, mucho más fácil y eficiente.

GENESYS ya contiene datos de EE.UU., Europa y los bancos genéticos internacionales, pero el Crop Trust está tratando de ampliarlo para incluir los bancos de genes de todo el mundo.