12/10/14
Publican el genoma de una bacteria beneficiosa para diversos cultivos
Investigadores de la Universidad de Salamanca han publicado en la revista PLOS ONE el primer genoma completo de una bacteria del género Micromonospora. Estos microorganismos se han hallado en las plantas leguminosas y parecen contribuir de forma importante a su desarrollo. Conocer los genes de la bacteria ayudará a entender su interacción con cultivos importantes, como los garbanzos, las lentejas, las judías o la alfalfa, y abre la puerta al desarrollo de nuevos avances biotecnológicos.
En 2010 el equipo de Martha Trujillo, investigadora del Departamento de Microbiología y Genética de la Universidad de Salamanca, revolucionó el estudio de las interacciones entre plantas y microorganismos al publicar un artículo que revelaba la presencia de Micromonospora en las raíces de las leguminosas, cuando los expertos pensaban que en ellas sólo había microorganismos del género Rhizobium, que forman nódulos y ayudan a fijar nitrógeno, un nutriente esencial.
“Creemos que esta nueva interacción entre planta y microorganismo es beneficiosa para ambos”, apunta la científica en declaraciones a DiCYT. Por eso, su grupo lleva años trabajando en esta línea de investigación y ha conseguido aislar hasta 2.000 cepas de esta actinobacteria de distintas leguminosas. Sin embargo, era necesario realizar un estudio molecular “para ver cómo lo podemos aprovechar en campos como la agricultura y la biotecnología”.
En concreto, los investigadores han tomado como modelo Micromonospora lupini Lupac 08, la cepa que tienen mejor estudiada y que cuenta con casi 7.000 genes, una cifra muy alta para una bacteria. Uno de los aspectos más importantes del trabajo es intentar averiguar cuáles de esos genes son importantes para la interacción con su hospedador y en este punto la secuenciación ha revelado una gran sorpresa: casi 200 codifican enzimas que destruyen tejido vegetal, lo cual resulta paradójico en una bacteria que se encuentra en el interior de las plantas y que favorece su protección y crecimiento, según han demostrado anteriores estudios.
“Un microorganismo que produce tantas enzimas que degradan el tejido vegetal se puede considerar, en principio, más patógeno que beneficioso”, apunta Martha Trujillo. De hecho, las bacterias endófitas, es decir, las que viven en el interior de la planta, como Micromonospora, tienen una cantidad muy baja o inexistente de ellas. Por eso, los científicos consideran que “la planta debe tener algún mecanismo para reprimir estos genes”.