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Miguel Lorenzo

24/07/13

Abejas expuestas a los fungicidas son más vulnerables al parásito Nosema

Esta investigación complementa otras investigaciones recientes del USDA relacionadas con las abejas de miel, incluyendo un informe detallado sobre la salud de las abejas de miel. Ese informe, el cual fue hizo público en mayo, describió múltiples factores que tienen un papel en la disminución de las colonias de las abejas de miel, incluyendo parásitos y enfermedades, la genética, la nutrición pobre, y la exposición a los pesticidas. El informe de mayo específicamente destacó la necesidad de realizar más estudios para determinar los riesgos representados por exposición a los pesticidas, juntos con la necesidad de más colaboración científica y más información compartida.

Investigadores de la universidad y del Servicio de Investigación Agrícola (ARS) recogieron muestras de polen de abejas de miel que polinizaron las manzanas, la sandía, la calabaza, los pepinos, los arándanos y los arándanos rojos. Los científicos analizaron el polen para determinar las cantidades de fungicidas, insecticidas, miticidas y herbicidas a los cuales las abejas fueron expuestas durante su polinización de cada uno de los seis cultivos.

En muchos casos, el polen llevado por las abejas vino principalmente de plantas diferentes del cultivo objetivo. Algunas muestras de polen contuvieron solamente un poco de pesticidas, pero el número medio en una muestra de polen fue nueve diferentes pesticidas, incluyendo los insecticidas, los herbicidas, los miticidas y los fungicidas.

La sustancia química más común en las muestras fue los fungicidas. El fungicida más comúnmente presente fue chlorothalonil, el cual se usa ampliamente en las manzanas y otros cultivos. La miticida más comúnmente presente fue fluvalinate, el cual es usada por los apicultores para control los ácaros varroa. Los insecticidas neonicotinoides se encontraron solamente en el polen de las abejas que polinizaron las manzanas.

"Las abejas de miel que se alimentaron con polen que contuvieron el fungicida chlorothalonil, el cual fue colectado en la entrada de la colmena, tuvieron casi tres veces más probabilidad de infección cuando expuestas al parásito Nosema, comparadas con las abejas que no consumieron ese fungicida", dijo Jeff Pettis, quien es un autor del estudio y es líder del Laboratorio de Investigación de Abejas mantenido por el ARS en Beltsville, Maryland. ARS es la agencia principal de investigaciones científicas del USDA.

"Nuestro estudio destaca la necesidad de examinar estrechamente la conexión entre fungicidas y la seguridad de las abejas, porque los fungicidas actualmente se consideran como seguros y pueden ser aplicados durante el florecimiento de muchos cultivos", dijo Dennis vanEngelsdorp, quien es otro autor del estudio y es profesor con la Universidad de Maryland. "También necesitamos una mejor comprensión sobre cómo los pesticidas entran en la colmena. Es evidente que esto ocurre no solamente por la colección de polen de los cultivos polinizados por las abejas".

Estos hallazgos proveen nueva información útil en la comprensión de los problemas que afectan las abejas de miel en EE.UU., incluyendo el desorden del colapso de colonias, la disminución de las colonias de abejas de miel, y otros problemas de salud en las colonias manejadas, según Pettis.

Un hallazgo inesperado fue que las abejas de miel recogieron una cantidad relativamente pequeña de polen de las plantas de arándanos y arándanos rojos, las cuales son cultivos que se originaron en el Nuevo Mundo. Además de esta falta de colección de polen, los investigadores saben que las abejas sí polinizan estas plantas. Abejas de miel fueron llevadas a Norteamérica de Europa juntos con los cultivos del Viejo Mundo, tales como almendras y manzanas, las cuales evolucionaron con las abejas de miel como sus polinizadores.