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Marta García

11/12/14

La fragancia de las flores, cuestión de hongos y bacterias

Las flores perfuman el mundo en el que vivimos, pero… ¿quién perfuma a las flores?, se preguntó Peñuelas, que ha descubierto que si se eliminan los hongos y bacterias que viven sobre las flores, la cantidad y composición de su perfume varía totalmente.

Peñuelas ha puesto como ejemplo la fragancia de lavanda, un perfume característico que está provocado por unos compuestos químicos orgánicos volátiles.

Hasta ahora se sabía que las plantas con flores utilizaban varias vías bioquímicas para producir un amplio abanico de compuestos orgánicos volátiles que conferían a las flores su propio aroma.

El estudio de Peñuelas, en el que también ha colaborado la Universidad Autónoma de Barcelona, ha descubierto que las flores huelen a algo más que a flores.

El trabajo, publicado por la revista del grupo Nature ‘Scientific Reports’, se ha basado en una serie de experimentos en los que han pulverizado las flores del saúco con antibióticos de amplio espectro.

Antibióticos

En las plantas tratadas con antibióticos, el contenido floral interno de compuestos volátiles y la respiración se mostraron estables, lo que demostraba que los antibióticos no causaban daños ni estrés en las plantas.

Sin embargo, la cantidad de los compuestos aromáticos emitidos por las flores, que proporcionan el olor, disminuyeron drásticamente en los casos en que se roció con antibiótico.

Por otra parte, los antibióticos modificaron también los tipos de compuestos que emitía las flores, que dejaron de generar algunos compuestos.

Los científicos comprobaron que el bouquet de las flores de saúco era completamente diferente hasta siete días después de la pulverización con antibióticos.

“Con los antibióticos, los saúcos, a pesar de seguir teniendo flores sanas, no olían a saúco. Y es que los antibióticos no habían afectado a la planta, pero habían eliminado los microorganismos y hongos que viven en las flores. Se demuestra así el papel clave de hongos y bacterias en los olores y perfumes que nos regalan las flores“, ha resumido Josep Peñuelas.

Los investigadores también han confirmado que las bacterias y los hongos son capaces de producir compuestos aromáticos como el linalol.

Según Jaume Terradas, fundador del Creaf y catedrático emérito de Ecología de la UAB que también ha participado en el estudio, la microbiota de las flores tiene un papel clave en la fragancia final, y esto tendría implicaciones relevantes, ya que los compuestos orgánicos volátiles, al ser fragantes, permiten la comunicación química de las plantas con otros organismos.

Varios tejidos de la planta, como las flores, emiten estos compuestos para llamar la atención, por ejemplo, de los polinizadores.

Polinización

Ante la actual “crisis de la polinización“, producida en gran parte por el descenso de insectos polinizadores, pero también por la alteración de los aromas florales, estudios como este proporcionan un conocimiento que puede aportar mejoras en este tema vital.

“Si los olores que guían estos insectos están producidos en gran parte por hongos y microorganismos, tendremos que revisar, por ejemplo, los efectos del uso de algunos antifúngicos en los cultivos, porque podrían alterar las fragancias y la futura polinización de las mismas plantaciones“, ha concluido Peñuelas.