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Miguel HGL

04/04/13

Las aguas residuales del riego pueden ayudar a reavivar los suelos dañados

Científico del suelo Dennis Corwin, quien trabaja en el Laboratorio Estadounidense de Salinidad mantenido por el ARS en Riverside, California, y sus colegas realizaron su investigación en un campo privado de 80 acres donde había suelos salinos y sódicos que tenían el drenaje extremadamente pobre.

ARS es la agencia principal de investigaciones científicas del Departamento de Agricultura de EE.UU. (USDA por sus siglas en inglés), y esta investigación apoya la prioridad del USDA de responder al cambio climático.

Los investigadores instalaron alcantarillas para mover las aguas residuales subterráneas y luego regaron con esas aguas, que típicamente contienen niveles muy altos de selenio, sal, y cantidades pequeñas de arsénico, boro y molibdeno.

Los científicos tomaron muestras del suelo en incrementos de un pie de profundidad cinco veces durante el estudio de 12 años. Después de comenzar el riego, los científicos pudieron establecer un cultivo de forraje en el campo dos años después del principio del estudio.

Los investigadores descubrieron que las aguas residuales del riego lixiviaron la sal y los oligoelementos más allá de la zona de las raíces, y esto llevó a una disminución total en los niveles de las sales, el boro y el molibdeno por la zona de las raíces. Esta lixiviación llevó a un mejoramiento rápido y significativo en la calidad del suelo.

Del 1999 al 2004, la salinidad del suelo disminuyó por el 21 por ciento, el boro disminuyó por el 32 por ciento, y el molibdeno disminuyó por el 67 por ciento en los cuatro pies más altos en el perfil del suelo. Estas diminuciones se nivelaron por el 2009.

Pero en los últimos dos años del estudio, la sequía gravemente redujo la reserva disponible de aguas residuales en el Valle de San Joaquín. Como resultado de esta falta, los investigadores no regaron el sitio en esos dos años, y la sola fuente de agua para el campo fue la precipitación.

Durante ese período, los niveles de sales, boro, molibdeno y selenio y la acidez del suelo aumentaron en todas partes del perfil del suelo. La salinidad del suelo casi alcanzó a su nivel previo, y la acidez y el nivel del selenio sobrepasaron los niveles previos. Dentro de aproximadamente dos años después de parar el riego, el suelo casi regresó a su pobre calidad del pasado.

Corwin publicó sus resultados en el 2012 en 'Journal of Environmental Monitoring' (Revista del Monitoreo Ambiental).