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RAIF: Finalizada la recolección del cultivo de arroz

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En 2019 en Andalucía se han sembrado algo menos de 40.000 ha de arroz, aproximadamente 37.000 ha en la provincia de Sevilla, y 2.700 ha en la de Cádiz. El 90% de esta superficie se encuentra bajo el sistema de Producción Integrada. La campaña ha transcurrido con normalidad. La siembra se llevó a cabo sin contratiempos, y el desarrollo del cultivo ha sido adecuado, con una incidencia baja por lo general de plagas y enfermedades. En Sevilla hay que destacar la elevada salinidad del agua de riego esta campaña, que en determinadas zonas de la margen derecha del Guadalquivir ha producido una considerable merma en la producción.

 

La recolección se ha llevado a cabo entre la segunda semana de octubre y mediados de noviembre en Cádiz y de mediados de septiembre a principios de noviembre en Sevilla. La producción media en Sevilla ha sido de unos 8.380 kg/ha, lo que supone un descenso de algo más de 1.000 kg/ha, respecto a la media de las últimas campañas. En Cádiz la media ha sido de 8.300 kg/ha (7.500 Kg/ha en 2018).

 

Tras la siega, se incorporan los restos de cosecha al terreno mediante la labor de fangueo. Previamente a ésta, se puede quemar el rastrojo, con el objeto de reducir enfermedades y semillas de malas hierbas. Por el contrario, con esta práctica se pierde materia orgánica (nutrientes y estructura del suelo) y se emiten diversos gases contaminantes a la atmósfera, además del riesgo derivado del uso del fuego. Si se incorporan los restos de cosecha sin quemarlos previamente, la recomendación es hacerlo lo antes posible. Para favorecer su descomposición, se requiere un buen contacto con el suelo, temperaturas moderadas y suficiente humedad y tiempo para que los microorganismos existentes lleven a cabo este proceso. Al no realizar la quema se mejora la fertilidad del suelo y la actividad biológica del mismo.

Tras el fangueo, la normativa de ayudas agroambientales al cultivo del arroz obliga a: “Terminado el ciclo productivo del cultivo, los arrozales se mantendrán inundados hasta el 15 de enero”. Esta práctica, se establece en base a los sistemas agrarios de especial interés para las poblaciones de aves de los arrozales andaluces. La inundación en estas fechas también disminuye la cantidad de hierba que saldrá el año próximo, facilitando el control de las mismas y reduciendo el laboreo para eliminarlas y preparar la próxima siembra.

A partir del 15 de enero por tanto, se irán vaciando las tablas, secándose paulatinamente. Las labores preparatorias del terreno comenzarán en febrero-marzo en las primeras parcelas, según la meteorología. Para ello es fundamental que se haya secado bien la tierra, por lo que estas operaciones vienen muy condicionadas por las precipitaciones que se produzcan en esas fechas. 

 

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