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En estos momentos está finalizando la floración de los olivares en la mayoría de las provincias andaluzas. La polilla del olivo, muy asociada a la fenología, se encuentra concluyendo la generación antófaga y comenzando la actividad de la carpófaga.

La fenología dominante en las provincias occidentales de Huelva, Sevilla y Córdoba, es G2 (Fruto cuajado), algo más atrasadas se encuentran Cádiz, Málaga y Jaén  con los estados G1 (Caída de pétalos)/ G2 (Fruto cuajado), mientras que en Granada el estado dominante es F (Floración), comenzándose a apreciar G1 (Caída de pétalos) y G2 (Fruto cuajado), en aquellas áreas más adelantadas, como son Valle de Lecrín y Alpujarra.  

A medida que pasan las semanas, la fenología se está unificando hacia G2 (Fruto cuajado) en toda la comunidad. En las provincias de Huelva y Sevilla, más adelantadas, ha dejado de tener incidencia la generación antófaga, centrándose su actividad, solo, en aquellas áreas más atrasadas del resto de provincias. Y la generación carpófaga está iniciando su actividad, las larvas avivan y efectúan una galería hacia el interior de la aceituna, pasando los meses estivales en el interior del hueso, dañando a los frutos.

Actualmente, el mayor movimiento de larvas de la generación antófaga, se está viendo en  Málaga, Jaén y Granada, con una media provincial de 6, 2,10 y 1,70% inflorescencias atacadas con formas vivas, respectivamente, siendo la incidencia muy inferior a la registrada en la pasada campaña. Destacan algunas zonas biológicas como Antequera Norte (Málaga) y Sierra Ahillos y San Pedro (Jaén), en donde se han alcanzado unos valores medios de 6 y 3,60% de inflorescencias atacadas con formas vivas. Hay que recordar, que la generación antófaga debe ser vigilada principalmente en aquellas plantaciones con fenología más atrasada y en aquellas otras que por su escaso porcentaje de inflorescencias, pueda provocar daños muy importantes, viéndose mermada considerablemente la producción de la parcela.

El umbral de tratamiento contra la generación antófaga, se sitúa en: un número inferior a 10 inflorescencias por brote, menos del 20% de flores fértiles y más de un 5% de inflorescencias dañadas con formas vivas.

Como ya hemos dicho anteriormente, la generación carpófaga ha iniciado su actividad en toda Andalucía, siendo más acusada su presencia en las provincias más occidentales, con niveles de puestas que van en aumento. Destacan Huelva y Sevilla,  con una media del 33 y 8% de aceitunas con prais vivo, respectivamente, mientras que en el resto aún no se ha superado el 2,50% de aceitunas con daños. En Granada, aún no ha comenzado el seguimiento de esta generación al encontrarse el cultivo más atrasado.

Por otra parte, el vuelo de adultos aumenta en todas las provincias, a excepción de Huelva donde se mantienen las capturas similares a la semana anterior, hecho que origina las puestas de la generación carpófaga. Por el número de capturas destacan las provincias de Sevilla, Granada y Huelva, con un valor medio provincial de 38, 25’40 y 20,30 adultos trampa y día, respectivamente.

Aunque con el aumento generalizado de las temperaturas y la ausencia de lluvias, de estos días, se prevé un incremento de puestas desecadas, con el consiguiente descenso de daños en los olivares, se aconseja valorar la incidencia de la polilla en nuestras parcelas y vigilar su evolución. En caso de duda, solicite información a su asesor o al servicio técnico de su asociación.

Ante el incremento de actividad de la generación carpófaga, se deben seguir estas pautas:

• En el caso de tomar la decisión de controlar su población mediante tratamiento fitosanitario, hay que tener en cuenta que la Guía de Gestión Integrada de Plagas del olivar contempla como momento de intervención cuando se  alcance / supere un 20% de aceitunas con prais vivo y en torno a un 20% de huevos eclosionados respecto a vivos. Actualmente el porcentaje de huevos eclosionados es del 10% en Sevilla, 4% en Córdoba y 0,80% en Huelva. Siendo inferior en el resto de provincias.
• Es importante resaltar que las condiciones ambientales condicionan claramente la supervivencia y actividad de este agente: altas temperaturas y baja humedad limitan la viabilidad de las puestas y por el contrario si son suaves favorecen su desarrollo, penetrando la larva en el fruto.  Se recomienda tener en cuenta las condiciones meteorológicas como parte de la estrategia de control integrado.