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RAIF: Plagas y enfermedades de la patata.

El cultivo de la patata está ampliamente extendido en España, con algo más de 70.000 ha dedicadas a este cultivo, ofreciendo Andalucía (con unas 11.000 ha), gracias a su climatológica, tubérculos casi todo el año. El 48% de la superficie total se encuentra en Sevilla, seguida por Cádiz, con un 17%, y Málaga, con un 12%.

 

De los cuatro tipos de patata que se siembran en Andalucía (extratemprana, temprana, media estación y tardía), la temprana es la que tiene mayor relevancia, suponiendo aproximadamente el 50% de toda la superficie sembrada, seguida de la de media estación, que ocupa alrededor del 25%.

 

Algunas de las plagas y enfermedades que se pueden encontrar parasitando a este cultivo, actualmente o en las próximas semanas, son las siguientes:

 

  • Gusanos de alambre (Agriotes spp.): Los adultos son unos coleópteros de forma alargada, de color negro o castaño, con surcos longitudinales en los élitros. Las larvas son inicialmente de color blanco y con tejidos blandos, pero al mudar se van endureciendo, a la vez que se oscurecen. Los adultos comienzan a aflorar a la superficie del terreno a principios de marzo para desaparecer a finales de abril. Antes de la siembra se aconseja la aplicación, y posterior incorporación, de insecticidas granulados en el terreno, con el objetivo de controlar las larvas de este coleóptero.
  • Podredumbre blanda de los tubérculos y pie negro (Erwinia carotovora atroseptica, Erwinia carotovora subsp. Carotovora; y Erwinia chrysanthemi): En el caso de la Podredumbre blanda las bacterias penetran por el estolón, las lenticelas o heridas abiertas en la superficie del tubérculo. El tejido infectado se vuelve blando, tomando un color pardo claro en el centro de la lesión y más oscuro en los bordes. Las infecciones suelen progresar provocando la podredumbre de toda la patata. En el caso del Pie negro las infecciones en los tubérculos pueden afectar a las plantas que se originan de ellos. Desde el estolón, la podredumbre se extiende hacia arriba por el tallo. En los casos más severos, los brotes nacidos de semillas con podredumbres blandas se necrosan y mueren a veces antes de que emerjan. Suelen presentar necrosis y reabsorción del tallo subterráneo, o una necrosis negra y húmeda muy típica en el cuello (Pie negro).
  • Viruela de la patata (Rhizoctonia solani): En los brotes antes de emerger o en las partes enterradas de los tallos, se producen lesiones características de color castaño oscuro, que pueden rodearlos completamente o generar podredumbres, dando el marchitamiento general de la planta y pudiendo llegar a causar su muerte. Las lesiones también se producen en las raíces y en los estolones. En la parte aérea aparecen síntomas como enanismo, formación de tubérculos aéreos en las bases de ramas y peciolos, rosetas en los ápices vegetativos y enrollamiento hacia arriba de las hojas que toman coloraciones rojas y amarillas.
  • Alternaria (Alternaria solani): Produce en las hojas pequeñas manchas pardo oscuras, irregulares, con bordes angulares en los sitios en que están limitadas por los nervios, y rodeadas por halos amarillentos. Al crecer las lesiones aparecen zonas concéntricas muy visibles, quedando al final la necrosis con el aspecto de una diana. Estas manchas en diana y el hecho de no presentarse en los bordes de la hoja, son características que diferencian la Alternaria del Mildiu. Las partes atacadas pueden desprenderse y las hojas secarse y morir.
  • Mildiu (Phytophtora infestans): Es una de las enfermedades que más daño causa al cultivo de la patata. Es un hongo que se ve favorecido por días lluviosos o con humedad ambiente elevada. Inicialmente, el hongo requiere para su desarrollo temperaturas por encima de 10ºC y humedad superior del 90%. Temperaturas superiores a 27-30ºC suelen detener su desarrollo. Las principales fuentes de inóculo de esta enfermedad son los tubérculos infectados, así como los propios restos del cultivo, siendo diseminados por el campo por medio de agentes como el viento, el agua de riego, las herramientas, los insectos, la lluvia, etc.

 

A la hora de tener que controlar estas y otras enfermedades, es necesario conocer el pronóstico de precipitaciones a corto plazo, ya que es un factor clave a la hora de escoger el fungicida a emplear; de modo que los que actúan por contacto sufren el lavado por lluvias, mientras que los penetrantes y sistémicos no son lavados, siempre y cuando transcurra al menos una hora desde la aplicación y el inicio de la lluvia.

 

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