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RAIF: Situación de prays y glifodes en nuestros olivares

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La incidencia de glifodes  o polilla del jazmín (Palpita vitrealis), viene provocada por la actividad de sus larvas que se centra sobre brotes tiernos y yemas, aunque pueden verse afectados también los frutos.  Este insecto se caracteriza por tener varias generaciones a lo largo del año, comenzando su actividad a finales de febrero dependiendo de las condiciones meteorológicas del área de cultivo.

Son los meses de primavera y verano es cuando se registran los mayores índices de ataque, volviendo a apreciarse su actividad sobre el cultivo en el otoño, siendo esta menos intensa.  Por el ataque que origina esta plaga sobre el cultivo son más susceptibles de su incidencia aquellas plantaciones jóvenes, en donde se llegan a provocar retrasos vegetativos en la formación de las plantaciones por la destrucción de las yemas terminales de las ramas.

En plantaciones adultas la incidencia de este insecto tiene poca repercusión en el desarrollo vegetativo del cultivo, tan solo preocupante con poblaciones abundantes puede llegar a requerir del uso de controles fitosanitarios. Así mismo, en muchas ocasiones la incidencia de las larvas de este agente se puede confundir con la actividad de las larvas de la generación filófaga de la polilla del olivo (Prays oleae).

Entre las diferencias más destacables del ataque de estos dos agentes sobresalen:

  • Las larvas de glifodes, son de color verde brillante.
  • El ataque de las larvas va dirigido principalmente a los brotes, afectando tanto a la yema terminal como al envés de las hojas, en muchas ocasiones las devoran completamente.
  • Una particularidad de su ataque es que suele unir las hojas apicales de los brotes con sedas lo que utiliza como protección para alimentarse de la parte vegetativa del brote.

En cuanto a las larvas de la generación filófaga de la polilla del olivo, son de color blanco grisáceo con matices ligeramente verdosos, pasa el invierno en el interior de la hoja y cuando las temperaturas ascienden, aumenta su actividad en el interior de la galería más o menos sinuosa en el interior de la misma, hasta que alcanza un tamaño que le obliga a salir de su interior, entonces estas larvas y antes de realizar la crisálida, devoran las hojas por el envés sin llegar a afectar el parénquima del haz, afecta igualmente a las yemas tanto laterales como apicales de los brotes.

Actualmente, en aquellas áreas de cultivo más adelantadas de las provincias occidentales de la comunidad autónoma, se ha comenzado a detectar la presencia de brotes afectados por las primeras larvas de glifodes, siendo su incidencia escasa. Por otra parte, también se comienza a apreciar hojas con daños causados por el ataque de las larvas de la generación filófaga de la polilla del olivo, siendo los mismos puntuales y con una escasa intensidad de ataque. No obstante, aunque la actividad de estos agentes es escasa, debemos de estar alerta y realizar observaciones periódicas para la detección de brotes afectados por este agente, valorando su incidencia y tomar las medidas oportunas para su control.

En caso de ser necesario un tratamiento fitosanitario, con la finalidad de reducir las poblaciones larvarias de este insecto, hay que emplear siempre sustancias activas autorizadas para el control de este agente en el cultivo de olivar.

 

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