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RAIF: Vid: tercera generación de polilla del racimo.

En el cultivo de la vid, el estado fenológico dominante en las provincias andaluzas es “N” (Maduración), y el más atrasado “M” (Envero). La vendimia comenzó la madrugada del martes 18 al miércoles 19 de julio con las variedades más tempranas de Montilla-Moriles, como son Chardonnay, Sauvignon blanc, Verdejo y Moscatel de grano menudo. A las cuales siguen las variedades tintas y la mayoritaria del marco, la Pedro Ximénez. Unos días después se inició en Cádiz, Málaga y Huelva, también en las variedades tempranas de cada provincia, tras las que se vendimian las mayoritarias como Palomino fino en Cádiz y Zalema en Huelva. En general se ha adelantado la vendimia unos quince días respecto al año pasado.

 

Aunque hay algunas zonas vitícolas en las que se espera una buena producción, en la mayoría, ésta se verá mermada, se calcula que entorno al 35-40%, principalmente debido a las temperaturas elevadas y escasa precipitación. No obstante, la calidad de la producción augura una cosecha excelente, con escasa y localizada presencia de enfermedades y plagas.

 

Por otro lado, el transcurso de las próximas semanas, a lo largo del mes de agosto, será también determinante. La climatología en estos momentos de maduración de la uva, y en nuestras latitudes, es un factor clave, ya que en ocasiones, los golpes de calor, usuales en estas fechas, pueden reducir los kg finales de uva, y por el contrario, temperaturas suaves favorecen buenas producciones.

 

Las capturas de adultos de polilla del racimo, se encuentran en descenso en todas las zonas vitícolas de las provincias de Cádiz, Córdoba, Huelva y Málaga, y son ya bajas. Este es el tercer vuelo de esta plaga.

 

Los niveles de esta plaga son bajos, tanto de puestas (ya en descenso), como de larvas, que son las que producen daños en la uva al penetrar en ellas. Las puestas tardan en eclosionar unos 6 días, y las larvas viven entre 21 y 28 días. Las heridas que producen las larvas en la uva pueden ser vía de entrada para los hongos, y en tal caso pueden desencadenar podredumbres del racimo, que se ven favorecidas por temperaturas suaves, alta humedad, vendimia tardía… entre otros factores.

 

Este año, en general, se observa una presencia baja. Además, las altas temperaturas, las cepas con menos vegetación, y racimos más expuestos al sol, reducen la viabilidad de las puestas. En caso de avivar las larvas, el riesgo de podredumbres es menor con altas temperaturas. Es por ello que hay que tener en cuenta las condiciones particulares de cada parcela, la mayor o menor presencia de puestas y/o larvas, el microclima, el estado de los racimos, etc. Dado que es una plaga con una distribución muy irregular, se recomienda evaluar la incidencia a nivel local. Hay que observar que efectivamente tengamos presencia de huevos y/o larvas en estos momentos.

 

Esta generación, al desarrollarse en fechas próximas a la vendimia, hace necesario una cuidada planificación de su control. Se recuerda a todos los viticultores, que en caso de precisar una intervención química sobre el cultivo, hay que respetar los plazos de seguridad entre el tratamiento y la vendimia, establecidos para cada producto.

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