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Viernes 13, reunión secreta del LOBBY

El viernes 13, la fecha venía que ni pintada, se celebró en Azpeitia una reunión secreta donde un centenar largo de personas acudieron a la convocatoria realizada desde un poderoso grupo de presión, lobby, y celebraron en torno a una mesa una maléfica fiesta de homenaje al gurú del grupo que tantos beneficios había obtenido a lo largo de estos últimos años.

Este grupo compuesto por gente poderosa, empresarios sin alma, recadistas de favores e intermediarios de sucios negocios querían con este acto mostrar su adhesión al gran jefe, cohesionar las filas ante los escenarios futuros y de paso, fortalecer la unión del “sindicato del crimen”.

Como se podrán imaginar por los epítetos de mi relato, la reunión de Azpeitia, poco o nada, tenía que ver con la cita de un poderoso lobby sino con una cena-homenaje que un centenar largo de baserritarras y forestalistas dedicaron al exdirector de Montes de la Diputación Foral de Gipuzkoa, Julián Unanue, alias Endizpe, por el trabajo desempeñado tanto en la asociación forestalista, en el sindicato EHNE, en su cargo como director foral o en su labor profesional en pro del monte, del sector forestal y del caserío en general.

Julián pudo comprobar en dicho acto que, si bien sus correligionarios políticos le han dado la espalda (en el acto no hubo ningún representante institucional ni de partido), el sector forestal de base, los miles de pequeños y medianos propietarios de bosques, sabe reconocer su trabajo y que acudiendo a esta cena han querido reconocer públicamente su dilatada trayectoria en pro de eso que otros, deliberadamente, denominan, con el afán de difamar, el poderoso y oscuro lobby forestal.

Risa floja es lo que me entra cuando escucho en boca de algunos politiquillos (ecotalibanes de última hora que van al monte en la furgoneta de 50.000 euros, encantados de conocerse a sí mismo y de recoger el aplauso de aquellos otros que sin tener un metro cuadrado de tierra pretenden dictar a nuestros baserritarras lo que tienen que hacer en las suyas) referirse a los representantes del sector forestal como lobby aún a sabiendas que estos representantes, tanto la asociación de propietarios forestales como las dos organizaciones agrarias, defienden el interés (malvado según estos ecotalibanes) de miles de baserritarras y propietarios, directa o indirectamente vinculados al mundo rural, que trabajan el monte a larguísimo plazo, sin garantía alguna de rentabilidad y encima, para ser vilipendiados por estos personajes.

Olvidan estos políticos y sus palmeros que el monte ha sido y es, todavía, con todos los problemas que pueda tener (¿quien no los tiene?) un hermoso ejemplo de diversificación del caserío, diversificación que tanto reivindican, un innegable trabajo de mantenimiento del medio natural, un magnífico ejemplo de ejercicio de soberanía económica y energética (¿cuántos edificios públicos gobernados por sus correligionarios están calefactados por biomasa?) y, finalmente, un perfecto complemento de rentabilidad para miles de explotaciones que, entre otras cosas, han podido rehabilitar sus caseríos y proporcionar una vivienda, o parte de ella, a sus descendientes con la venta de la madera de dichos montes. ¡Osea, de qué puñetas estamos hablando!

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