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Irene Campos

30/01/14

Nuevas normas de la FAO para los bancos de genes

La publicación Normas para bancos de germoplasma de recursos fitogenéticos para la alimentación y la agricultura define las normas voluntarias internacionales para los diversos almacenes -o bancos de genes- que en todo el mundo conservan las semillas y otros materiales utilizados para reproducir las plantas, así como las plantas vivas in situ.

Más de 7 millones de muestras de semillas, tejidos y otros materiales de reproducción vegetal de cultivos alimentarios, junto con sus parientes silvestres, están protegidos en unos 1 750 bancos de germoplasma.

Las normas están diseñadas para orientar a los usuarios en la aplicación de las tecnologías y procedimientos más adecuados para la recopilación, conservación y documentación de la diversidad de los cultivos. Sus amplias aplicaciones también son compatibles con la investigación que podría detener la pérdida de biodiversidad e impulsar la sostenibilidad en la agricultura, condiciones ambas necesarias para alimentar una población mundial que se espera supere los 9 000 millones de personas en 2050.

Los bancos de genes bien gestionados permiten preservar la diversidad genética y ponerla a disposición de los mejoradores y otros científicos, que pueden utilizarla para desarrollar y compartir variedades mejoradas, incluyendo aquellas adaptadas a condiciones agroecológicas específicas.

"A medida que la población mundial crece y sigue haciendo frente a una amplia variedad de desafíos climáticos, medioambientales y de otro tipo, mantener una saludable variedad de semillas y otros recursos fitogenéticos en beneficio de las personas en todos los países será esencial para hacer que los sistemas agrícolas y alimentarios sigan siendo sostenibles y resilientes, generación tras generación”, aseguró Ren Wang, Subdirector General de la FAO.

“Los bancos de genes ayudan a enlazar el pasado y el futuro, asegurando la continua disponibilidad de recursos fitogenéticos para la investigación y para la obtención de nuevas variedades que satisfagan las necesidades en continua evolución de los consumidores y un clima cambiante. Nos permiten a conservar y mejorar los recursos fitogenéticos, y también ayudan a los países a compartir e intercambiar recursos genéticos entre ellos", señaló Linda Collette, Secretaria de la Comisión intergubernamental de la FAO sobre Recursos Genéticos para la Alimentación y la Agricultura.

Amplia gama de aplicaciones

La publicación fue preparada bajo la dirección de la Comisión de Recursos Genéticos para la Alimentación y la Agricultura, que en 2013 aprobó e instó a la adopción universal de las normas internacionales para la conservación en bancos de semillas, bancos de germoplasma de campo e in vitro y la criopreservación de tejido vegetal.

Estas normas no vinculantes abordan una amplia gama de cuestiones, incluidas las técnicas de recolección de muestras, el etiquetado homogéneo, la protección contra hongos, bacterias, plagas y factores de estrés físico, las pruebas de viabilidad e integridad genética, y el desarrollo de estrategias para la rápida multiplicación de las muestras para su distribución.

Los bancos de genes del mundo son muy diferentes en el tamaño de sus colecciones y en los recursos humanos y financieros de que disponen. Las normas ayudarán a sus responsables a lograr un equilibrio entre los objetivos científicos, los recursos disponibles y las condiciones objetivas en las que trabajan.

Los expertos de la FAO mantuvieron consultas con una amplia gama de asociados, entre ellos los del Grupo Consultivo para la Investigación Agrícola Internacional (CGIAR), una asociación mundial que investiga en 15 centros de todo el mundo, en particular Bioversity International, los responsables de bancos de genes, instituciones académicas y de investigación y los coordinadores nacionales para los recursos fitogenéticos para la alimentación y la agricultura.

Las normas hacen hincapié en la importancia de conservar y compartir el material junto con la documentación relacionada en línea con las normas nacionales e internacionales. Son una herramienta importante en la implementación del Tratado Internacional sobre los Recursos Fitogenéticos para la Alimentación y la Agricultura, y el Segundo Plan de Acción Mundial para los Recursos Fitogenéticos para la Alimentación y la Agricultura, que apoyan a los países en la conservación y uso sostenible de la diversidad agrícola.