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Jorge GdO

02/02/15

Pacto internacional para proteger la biodiversidad de los océanos

La sede de la Organización de las Nacionales Unidas (ONU) en Nueva York acogió el pasado fin de semana un acuerdo que las organizaciones ecologistas califican de "histórico". Los Estados se han comprometido a iniciar la elaboración de un tratado "vinculante" para la protección y uso sostenible de la biodiversidad en las aguas que quedan fuera de la jurisdicción de cada país. Se trata de las aguas que están más allá de las 200 millas marinas desde la línea de costa de cada Estado. "Ahora lo que existe es la ley del Oeste, no hay control y cada país y empresa hacen lo que quieren", detalla por teléfono Milko Schvartzman, uno de los representantes de Greenpeace que ha asistido a las negociaciones celebradas durante este mes en la sede de la ONU. "Hay normas sectoriales sobre transporte y seguridad en aguas internacionales, pero no ambientales y de protección de la biodiversidad", añade Schvartzman.

El acuerdo, que se adoptó por consenso y sin necesidad de votación, implica que la maquinaria comience a funcionar en la ONU para aprobar el futuro tratado internacional sobre protección de la biodiversidad. "Es importante reconocer que los Estados se han comprometido a iniciar las negociaciones de un instrumento jurídico vinculante", resalta Mariamalia Rodríguez, de la Fundación MarViva de Costa Rica. Esta organización, al igual que Greenpeace, forma parte de las 27 asociaciones agrupadas en la plataforma Alianza para el Alta Mar.

El futuro acuerdo internacional deberá abordar cuatro grandes bloques temáticos sobre los que se fijarán las reglas de juego, aunque se podrán incluir más durante el proceso. Por un lado, se deberá establecer una reglamentación sobre los "recursos genéticos marinos, incluido el reparto de los beneficios", según se apunta en el texto de recomendaciones aprobado este fin de semana por el grupo de trabajo encargado en la ONU de este asunto. "Al no existir una legislación, algunos países están patentando nuevos materiales genéticos y se adueñan de ellos", sostiene Schvartzman. Las empresas biotecnológicas de los países más avanzados están detrás de esta carrera submarina.

El futuro tratado también tendrá que incluir "herramientas" para fijar "áreas marinas protegidas" y una reglamentación sobre las "evaluaciones de impacto ambiental". Por último, se regulará la "transferencia de tecnología marina".

La buena noticia para las organizaciones ecologistas es que se ha acordado la necesidad de creación de este tratado y que se ha puesto fecha al inicio de los trabajos: el llamado comité preparatorio deberá comenzar su labor en 2016 y deberá presentar su informe a la Asamblea General de la ONU al año siguiente. Pero no se ha establecido una fecha tope para aprobar ese tratado. "En el mejor de los escenarios estará listo en 2020", indica Mariamalia Rodríguez.

Aunque las recomendaciones se aprobaron este fin de semana por consenso, hay algunos países que se han mostrado reacios a establecer un tratado internacional. "Los que más han obstaculizado han sido EE UU, Rusia, Japón, Canadá e Islandia", afirma Schvartzman, quien achaca esta postura a "las presiones de corporaciones farmacéuticas y pesqueras".